info@naturalezparaelfuturo.org.ar + (54 11) 4704-6100

Novedades FUNAFU

22 ENE 2014

El verdadero progreso

Por Luis Castelli 
PARA LA NACION

Hasta hace unos años, desde aquí se veía el mar. Bandadas de aves anidaban cerca de la orilla, entre las dunas. Resultaba enormemente placentero verlas en esa parte encharcada de la playa, jubilosas, capturando insectos como de adentro de un espejo.

El verdadero progreso

Era uno de esos lugares adonde se iba a descubrir estrellas y a contemplar la luna llena saliendo del océano. Después, los hoteles se instalaron sobre la arena, lo que había estado prohibido hasta aquella medianoche en que el intendente y unos concejales dejaron de tener fe en esa limitación. La costa, desfigurada por la presión inmobiliaria, es ahora la senda por donde pasan cuatriciclos en ráfagas ruidosas para perderse entre los médanos, como buscando algo que nunca aparece. Aquella atmósfera de encanto fue reemplazada por construcciones grandilocuentes que contribuyeron a destruir su carácter y a expandir una luz venenosa, más propia de una autopista o de una fábrica. Es el progreso, dicen.

No diré a qué lugar corresponde esta descripción. Vale para muchos, demasiados. Pues esta patología se expande entre un número creciente de bellísimos sitios que carecen de una planificación orientada a resguardar de manera adecuada sus valores esenciales. Aunque la gente que allí habita está hondamente marcada por las características del medio, es usual que surjan proyectos de infraestructura que ignoren y hasta promuevan valores sin relación con la comunidad ni con el espacio que la rodea. Se trata, por lo general, de propuestas ideadas por personas que no viven ni vivirán allí, pero que aseguran que no es posible detener el progreso, que es irremediable. Están allí para hacer un negocio, no para fortalecer la emoción estética que el sitio genera. El progreso -según entienden- puede exigir resignarse a perder algo indispensable. Es la creencia en el "mal necesario", a la que se agrega algo particularmente destructivo: quienes tienen a su cargo la administración del área suelen percibir sólo las ventajas y no los riesgos de incentivar emprendimientos agresivos con el entorno. Parece la abolición de cualquier integración de los proyectos individuales en un programa colectivo.

¿Podríamos llamar "progreso" a aquello que se consigue a costa de los valores de una comunidad y su calidad de vida? El progreso conduce a una mejora en el bienestar, pero su esencia excede al despliegue de infraestructura, la generación de fuentes de trabajo para la mano de obra ociosa o cualquier respuesta coyuntural que busque paliar una crisis. Tampoco debe confundirse el progreso con la rentabilidad. El verdadero progreso contempla la defensa de los valores que cada comunidad ha elaborado en armonía con su hábitat.

Una de las causas que desencadenaron tantos conflictos ambientales se relacionan con la idea de que el mero cumplimiento de las normas -a menudo escasas en materia de planificación- garantiza la legitimidad de un proyecto. Porque éste, además, debe recibir la escurridiza aprobación de la comunidad local, esa licencia social que les otorga legitimidad. La indiferencia hacia estos aspectos ha sido causa de numerosos e importantes conflictos. Y lo seguirá siendo en el futuro. Subestimar problemas de esta naturaleza no es sino el resultado de un pensamiento que no sabe más que moverse por intereses puramente circunstanciales que pretenden sólo ganancias inmediatas.

Entre las razones de estos conflictos se encuentra la ausencia de una planificación que permita establecer cómo quiere la comunidad disponer de su territorio: en qué lugar quisiera qué. La planificación estratégica brinda el marco para el desarrollo de un territorio (sea éste una provincia, un municipio, una región), estableciendo las metas que guiarán la forma de conseguir el progreso buscado. Esas metas, discutidas de modo participativo con todos los sectores de la sociedad, permiten preservar el carácter del sitio y hace que los ciudadanos canalicen sus preocupaciones y sugerencias en forma inteligente a través de un proceso edificante, que fortalece la tan debilitada cultura cívica y, al mismo tiempo, limita la posibilidad de adoptar decisiones con fundamento en urgencias coyunturales que pudieran impactar de manera irreversible en el carácter y los valores locales.

Resulta inadmisible que aquello que la comunidad valora y busca legítimamente proteger pueda desmantelarse mediante una decisión inadecuada. La belleza de esos espacios responde a la relación entre las características naturales y un conjunto de valores -históricos, culturales, etcétera- forjados a través del tiempo con esfuerzo y gracias, seguramente, a mucho talento. "Bello es lo que el tiempo no hace vulgar", decía Juan Ramón Jiménez. Sin embargo, para destruir esa belleza basta a veces el acuerdo entre unos pocos interesados. La única garantía para que esto no ocurra es contar con una planificación adecuada que refleje los valores y la voluntad de la comunidad.

Konrad Lorenz, etólogo distinguido con un Premio Nobel en 1973, solía destacar que entre quienes deben decidir si se construirá una calle, una usina o una fábrica que destruirá para siempre la belleza de todo un amplio paisaje, las consideraciones estéticas no juegan papel alguno. Parecería que, desde el intendente de una pequeña comunidad hasta el ministro de Economía de un gran Estado, existe una total unanimidad de criterio en cuanto a que la belleza natural no merece sacrificio alguno de orden económico ni político. Por eso, cuando no se cuenta con una planificación adecuada, es necesario que la ciudadanía se involucre activamente ante cada caso que pudiera poner en riesgo el carácter de un lugar. Es el sentido de porvenir lo que impulsa ese accionar, a menudo colmado de adversidades: de allí que no exista fuerza más grande que la oposición de una comunidad a una propuesta que atenta contra sus valores esenciales. Y en esas circunstancias, las autoridades y los intereses que buscan doblegar semejante fuerza saben, en lo más profundo, que están haciendo algo ilegítimo.

No es imprescindible involucrarse y participar porque un sitio sea bello: hay que hacerlo para que siga siéndolo. Quizá deberíamos comenzar a comprender que el progreso se alcanza solamente cuando todo nuestro patrimonio, natural o cultural, permanece a resguardo y no sucumbe a intereses económicos o lealtades políticas. Plantearse con anticipación y de modo integral hacia dónde se desea crecer probablemente constituya una mejora para que el verdadero progreso se torne realidad. Tal vez así puedan evitarse los profundos desencantos que generan los proyectos sustentados en la engañosa identificación del progreso con un mal necesario o inevitable.

El autor es director ejecutivo de la fundación Naturaleza para el Futuro

Ver Link
12 AGO 2023

Cambio climático. Ante el calor récord, la humanidad afronta un drama moral


17 FEB 2023

Desterrados climáticos, migrantes sin destino que han perdido todo


07 ENE 2023

Es hora de darle otra mirada al conflicto mapuche


12 DIC 2022

¿A dónde nos llevan las cumbres climáticas?


23 AGO 2021

Calentamiento global. Los riesgos de una agonía de la Tierra


21 NOV 2020

Medio ambiente. Biden debe promover objetivos ambiciosos


30 MAR 2020

Coronavirus. Crónica de un virus tan anunciado como destructivo


28 DIC 2019

Qué esperar de 2020. Los jóvenes marchan por un futuro en riesgo


21 SEP 2019

Huelga mundial por el clima: hacia una ciudadanía global


14 AGO 2019

El dueño del Amazonas


23 JUN 2019

Las nuevas generaciones perdieron la paciencia


21 OCT 2018

El cambio climático ya llegó y exige medidas drásticas


27 MAY 2018

Optimistas vs. pesimistas. Cambio climático: el reto es impedir daños más graves


14 MAR 2017

Actuar a tiempo. No seamos cómplices de la catástrofe ambiental


18 MAY 2016

El cuento chino de las represas sobre el río Santa Cruz, claves americanas


22 DIC 2015

Cumbre del clima. Un proyecto nuevo de civilización


27 NOV 2015

Calentamiento global. Sacudir la indiferencia


11 SEP 2015

Un planeta caliente convoca a la humanidad


05 JUN 2014

La ecología, una inversión a largo plazo.


22 ENE 2014

El verdadero progreso


23 JUL 2010

Se muere el mar


22 ABR 2010

Me importa un pepino


24 ENE 2008

Papeleras, milonga y después


21 NOV 2007

Turismo y Conservación en la Argentina


30 JUN 2006

La argentinización del ambiente


11 JUN 2006

El hombre, enemigo de la vida


25 JUN 2005

Armonía: integrar el paisaje con el camino


03 MAY 2005

El valor del planeta. La Tierra enfrenta amenazas cada vez más graves


14 ABR 2005

Paisaje valioso desprotegido


24 FEB 2005

Brasil: una tragedia minera anunciada que debería marcar un cambio real


25 ENE 2005

Las plantas de papel, el río y las normas


14 ENE 2005

La invasión turística en áreas naturales


27 SEP 2003

Cuidar la naturaleza también en el área de la propiedad privada


27 SEP 2003

Un mundo en riesgo


28 MAR 2003

La Argentina como deseo


10 DIC 2001

El Turismo en Áreas Naturales


RSE. Responsabilidad Social Empresaria